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Gilberto Santa Rosa: “No me siento parte de ese grupo”

El Caballero de la Salsa agradece con modestia las comparaciones con los pilares del género, aunque se siente profeta en su tierra.

“Auténtico” no es un título ajeno en la historia musical de Gilberto Santa Rosa. En el 2004 presentó un álbum con ese nombre y su próximo concierto en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, también decidió llamarlo así.

Es un término que verdaderamente lo define, desde el ser humano hasta el artista. Gilberto Santa Rosa sigue siendo Gilbertito para sus coterráneos y no importa cómo lo llamen, no hay dos versiones sobre él. Sigue siendo el caballero simpático, conversador, elegante, fanático del bolero y la salsa, y cauteloso con los halagos. Agradece que se le observe como una figura pilar de la salsa, particularmente la romántica, pero no acepta que se considere entre el grupo de estelares del género, o de quienes él llama “las grandes ligas”.

“Todavía veo a estas figuras y para mí son las grandes ligas y por varias razones no me siento parte de ese grupo. Respeto eso y entiendo que hay una distancia, y cuando me pone la gente por cariño o por lo que sea, lo agradezco y me emociona, pero hago la diferencia”, advirtió. “Ojalá que después que me vaya del mundo, todavía mi música suene y sea referente para alguien, (pero) para eso falta”.

Auténtico también es el sonido, estilo y contenido con el que ha recorrido el mundo en sus más de cuatro décadas de trayectoria, consiguiendo mantenerse refrescante y vigente en su propuesta, aún con las nuevas tendencias musicales. Lograr eso sigue siendo un desafío en la etapa de madurez que experimenta, donde ya no hay prisa por hacerse notar, sino por mantener un trabajo digno, porque el compromiso con el público cada vez es mayor.

“Uno siempre está buscando una manera de hacer lo que haces de una manera refrescante y diferente, para que la gente lo disfrute y no se harte de verte ni seas predecible, a pesar de que tienes un estilo”, puntualizó.

Sobre esa base de autenticidad diseña el concierto con el que regresa al Coliseo de Puerto Rico el sábado, 19 de agosto, dos años después de iniciar allí la gira “Camínalo”. Esta vez marcará también el comienzo de otro recorrido musical, pero menos intenso que el anterior, que lo llevó a establecer un hito como primer puertorriqueño en presentarse en The London Palladium, el pasado marzo.

 Agradece el respaldo de sus colegas en la música, pero prefiere que no se le incluya entre "las grandes ligas" de la salsa. (David Villafane/Staff)

“Cantar en casa siempre tiene un sabor especial. Todo estos lugares son muy interesantes y tengo que decir que soy muy agradecido, porque donde quiera que fuimos la recepción fue increíble y nos hicieron sentir parte de ellos, pero aquí en Puerto Rico soy Gilbertito, que camino, que la gente me saluda (y me dice) qué bonita está esa canción, la relación es más personal, y tengo que decir con honestidad que cuando empezó el movimiento del Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, nunca me vi ahí, porque a mí me ven todos los días aquí. ¿Quién me va a querer ver en el coliseo, que es adonde van las grandes estrellas? Entonces cada vez que voy y la gente me respalda me siento profeta en mi tierra”, agradeció.

El artista, de 60 años, volverá a combinar sus clásicos salseros con boleros y las colaboraciones que ha hecho, sobre todo a partir del proyecto “Debut y segunda tanda”, que prontamente tendrá en el mercado el volumen II.

“Puerto Rico se ha vuelto un país que exporta salsa”

“El Caballero de la Salsa” no exagera cuando dice sentirse profeta en su tierra, pues goza del favor del público, desde el adulto joven hasta el mayor. Es un privilegio que no tienen todos los exponentes del género tropical, porque, según opinó, ahora es más la salsa que sale de aquí, que la que se consume. “Puerto Rico se ha vuelto un país que exporta salsa, no consume salsa como la consumía en los (años) 60, 70, 80 y 90 y quizás un poco de los 2000, ahora nosotros exportamos más salsa de la que consumimos. Y el género urbano, lo mismo, con la diferencia de que aquí sí se consume el género urbano”.

Aún así, reconoce que la Isla mantiene la identidad de ser la cuna de las grandes estrellas, tanto de la salsa como del reguetón.

Sobre si esa reducción en el consumo de la salsa a nivel local tiene raíz en el acaparamiento de la música urbana, no lo cree así. “Cada uno tiene sus méritos”, señaló.

“Cuando empecé a cantar solo, que fue en el año 86, ya los muchachos, Vico C y Rubén DJ y DJ Negro y toda gente, ya empezaban y se oía el movimiento del hip hop y el rap en español. Han tenido un desarrollo de 30 y pico de años que ellos han sabido evolucionar muy bien. A algunos les puede gustar, a otros no, pero nadie puede negar que se encargaron de cambiar la industria y fueron evolucionando efectivamente para que pudieran durar todos estos años en un género al que la gente le daba 15 días”.

Santa Rosa, entretanto, vuelve a explorar el ámbito de los negocios como uno de los socios del nuevo piano bar Místico, que inauguró en el hotel Aloft en Coral Gables, en Miami. La sociedad incluye a su hijo mayor, Joel, al abogado Abelardo de la Espriella y al cantante colombiano Silvestre Dangond.

“En realidad fue una invitación que me hizo mi hijo, casi obligada”, compartió. “Siempre he dicho que quiero tener un cabaresito, que fue lo que trató de ser Alquimia. Este no llega a cabaret, pero se me ocurre decir que es un bistro piano y está muy interesante”.

Esta nueva aventura ni lo mudará de la Isla -aunque tiene una propiedad en Miami-, y mucho menos lo desviará del camino trazado como voz líder de la salsa clásica-contemporánea.

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