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Luis Miguel se luce con su voz en el Coliseo de Puerto Rico

El artista complació con una amplia selección de los temas que marcaron distintas etapas de su carrera.

El cantante Luis Miguel no tardó mucho en entrar en calor con el público que esta noche lo acogió en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot como uno de sus preferidos de la balada pop latina, sin olvidar que habrá quienes lo abrazaron como otro talento de esta tierra, pues su nacionalidad sigue siendo uno de los tantos misterios que lo bordean.

La química entre artista y público no faltó. Aunque el inicio no fue el mejor, casi no se entendió su interpretación, o más bien el tarareo del tema Si te vas, eso cambió a partir del segundo título, Tú, solo tú. 

El escenario se llenó de inmediato de su voz -aún diáfana y melódica-, energía y entusiasmo, mientras el público no perdió ocasión de celebrarlo con aplausos, gritos, ovaciones de pie, y dejando con él sus gargantas. 

“¡Vamos Puerto Rico!”, fue la primera de las varias expresiones con las que animó al público que llenó la arena con una puntualidad inusual en el coliseo. Él, en cambio, comenzó con una hora y media de retraso.

Luis Miguel, de 48 años, complació con una amplia selección de los temas que marcaron distintas etapas de su carrera, desde los más movidos hasta los más cortavenas, los que dividió en un repertorio de 22 títulos, entre estos siete medleys de tres y hasta seis canciones.

Amor, amor, amor, No sé tú, Te necesito, Frío como el viento, Hasta que me olvides, O tú o ninguna, La incondicional, Separados, No me platiques más, La barca, La mentira, Será que no me amas y Cuando caliente el sol, fueron otras de las canciones que compartió en su regreso a la isla como parte de la gira ¡México por siempre!, que localmente produjo José “Pepe” Dueño.

“¡Qué bonito público, qué bonito público, sí señor, maravilloso!”, reafirmó sonriente, como se le vio la mayoría del tiempo en tarima.

Hubo múltiples momentos en los que el vocalista se lució en los tonos, demostrando que todavía queda del talento que cautivó a Latinoamérica desde la década de 1980. Pero ese éxtasis interpretativo perdía cierta fuerza con las pausas constantes entre canción y canción, a veces por cambios de vestuario.

El espectáculo se apoyó visualmente de dos pantallas digitales al fondo de la tarima sobre el que se proyectaban patrones gráficos e imágenes del público, en sincronía con la iluminación.

El Luis Miguel de pecho medio abierto y cabello bañado de sudor quedó para la etapa final. Con el éxito Cuando calienta el sol el artista hizo una falsa despedida entre confetti, bolas gigantes que cayeron del techo y rosas blancas que él mismo lanzó al público.

“¡Gracias, hasta la próxima, los quiero, gracias!”, dijo sin querer abandonar la tarima. Finalmente lo hizo, pero la poderosa banda de 10 músicos que lo acompañó permaneció en su lugar, lo que prometía todavía más.

El Sol de México reapareció para el último de los medleys con los que recorrió su carrera, esta vez sin mayores conflictos de sonido, como le ha ocurrido en presentaciones recientes, y apoyado de un público que lo siguió eufórico, cantando y bailando de inicio a fin. 

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